Esta película no es original 100%, ya se hizo una nipona en 1987, pero ya sabemos como son los americanos que hacen un remake de todo, así que esta película no podía ser menos, por lo que esta vez el hombre protagonista es muy conocido y le ha dado muchísima más fama que la original.
La película empieza en la época presente, donde varios alumnos realizan una narración oral sobre sus héroes favoritos a la clase. Uno de los alumnos, Ronnie (Kevin DeCoste) empieza a contar la historia de Hachikō: el perro de su abuelo. La trama retrocede en el tiempo donde un cachorro de raza Akita criado en Japón es llevado a Estados Unidos, pero la jaula donde estaba el animal se cae del portamaletas del vehículo que lo transportaba y se extravía en la estación de ferrocarriles donde el profesor Parker Wilson (Richard Gere) lo encuentra vagando. De pronto Wilson no tarda en sentirse cautivado por el animal y decide llevárselo a casa tras la negativa del controlador de la estación, Carl (Jason Alexander) de quedárselo, una vez en casa, se encuentra también con la negativa de Cate, su mujer, a mantener al perro (Joan Allen).
La película enamora desde el primer momento. Desde el punto en el que la mujer no quiere otro perro porque ya sufrieron mucho con el anterior cuando se murió. Al final deciden quedárselo y bueno es todo maravilloso Wilson no puede dejar de mirar al perro, le interesa muchísimo más que incluso su familia, es todo perfecto.
El momento en el que el perro va a buscarlo a la estación se hace muy emotivo porque siempre se acuerda, pero sabemos que pasará al final, por lo menos yo lo sabía porque hay una estatua en Shibuya de este perro y todo el mundo sabe la historia, así que era evidente que tenia que pasar…
Wilson tenia que morir.
A partir de este punto toda la historia se vuelve horriblemente triste, no puedes parar de pasarlo mal, pero una forma angustiosa. Deja de haber diálogos para mostrarnos las aventuras de Hachiko hasta que vuelve al mismo sitio donde iba a esperar a su dueño…
Día tras día, pasan los años hasta un total de 10 años con Wilson muerto y el perro esperándolo en la estación.
Al final el perro muere recordando toda la vida que ha tenido con su dueño, que si mas no, solo fueron uno o dos años pero que seguramente han sido los mejores para el pobre animal que no puede parar de pensar en Wilson…
En esta parte de la película si no estás llorando eres un completo insensible, te lo digo yo que no lloro nunca, y mi amiga que estaba al lado mio ya había empezado a llorar a la media hora de empezar, pero es que justo en la muerte del pobre Hachiko es inevitable soltar un par de lágrimas…
El final es tan bonito como toda la película, es decir agridulce, vemos como amo y perro se reúnen allá donde vayan los muertos.
Para mi y aun siendo un remake se merece un merecido 7.5 si os gustan los dramas este sin duda es de lo mejorcito que he visto.
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