Echando la vista atrás.
Hoy le toca el turno a dos series nocturnas de finales de los ochenta. La primera que os comento es “Luz de luna” con una intro maravillosa, que ya solo por eso merecía la pena verla.
La primera que yo recuerde con una clara trama que se repetirá por los siglos de los siglos en cienes y cienes de veces, y es: “la sexual no resuelta” entre los dos protagonistas.
Ella Cybil Sheppard, sensual, guapísima, dueña de una agencia de investigadores privados del que Bruce Willis es mejor empleado. Por supuesto el apuesto detective, aparte de no ver los peligros por ningún lado y resolver absolutamente todos los casos es también atractivo, descarado, tiene el poder de malhumorarla en todo momento, al final, se convertirán en una pareja cruzada en pros del bien, mientras tanto su relación pasa de los besos a los bofetones en milésimas de segundos, eso me recuerda que por aquella época estaba de moda pimpinella y su éxito “pega la vuelta”, en fin, pues estos eran los ideales matrimoniales.
La segunda parte de este post se la dedico a otra serie que veía absolutamente todo el mundo “Corrupción en Miami”. De hecho, tanto es así, que hace poco hicieron la versión cinéfila para nostálgicos de Sony Crockett, pero, no pudo ser, la moda del traje blanco caribeño había pasado. Y es increíble, la de malos que había en Miami, a tiro limpio siempre, persecuciones de coches… Tenía un compañero negro pero, quien se acuerda de él y comisario que no paraba de decirles que dejasen de trabajar en ese caso y ellos más horas le echaban, lo típico que dicen los jefes para incentivar a los subordinados.
ayyy Don Johnson ese sí que, era un sex-simbol de la época, ¿dónde estará ahora? Y me diréis; viviendo la vida en su chabola. Pues sí.
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