domingo, 11 de diciembre de 2011

Jane Eyre



A veces tienes suerte y la película no te toca elegirla a ti, eso puede suponer tener que ver una película de un corte que jamás hubieras elegido, eso me pasó el jueves. 
Yo, y como acabé viendo una película romántica, adaptación de una novela inglesa de 1847, época ¿georgiana?, y mil detalles más que harían dar media vuelta o escoger cualquier otra opción. 

Pero, he de admitir que tampoco estuvo tan mal y cuando acabó, estaba tan dentro de la historia que me dio rabia, incluso, que acabara. Y eso que es una película de más de 2 horas y carente de acción, reconozcámoslo.

Típica, típica, ¿alguien recuerda Candy, Candy? Bueno, en realidad no se parece mucho pero, a mí me ha venido a la mente. Es la historia de una chica, de clase media-alta, huérfana la pobre, y bajo el cuidado de una tía política que evidentemente la odia y la manda a un internado, donde su única amiga, corre una suerte  desgraciada, porque como decía la canción infantil… “ya se ha muerto el burro / que acarreaba vinagre /
ya se lo lleva Dios / de esta vida miserable”. Y es que hemos venido a este mundo a sufrir, más vale que los niños sepan de qué va el juego lo más pronto posible.
He de confesar que lo más me gustó (más bien, lo ÚNICO) de otra película de época similar  (la del doctor Jekill y mr. Hyde) es cuando Julia Roberts hace todos los quehaceres de una casa del siglo XIX, ahuecar los almohadones y los colchones de las camas, ir a buscar agua al pozo, fregar arrodillada, dar brillo a la plata, reponer de velas los candelabros, y mil cosas más que tenían ocupada incluso a la más veloz de las sirvientas. En esta película lo que te transporta a 1850 es la oscuridad de la casa, de noche casi permanentemente, siempre lloviendo, y esas mujeres siempre tiesas como palos.

 Por lo demás tiene lo que toda película romántica requiere, una madrastra mala malísima, un primo tonto y perverso, una mejor amiga débil y vulnerable y por supuesto un gran amor, que a simple vista parece  despiadado pero, que ante nuestra protagonista perfecta, aaauuunque fea, muestra un gran corazón repleto de amooooor. En definitiva, si lo que queréis es, daros cuenta que la vida en la campiña inglesa era como es, un asco ahora y siempre, esta es la película ideal.

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