Clarke ha matado
a Finn y tiene que vivir con eso toda su vida, porque se supone que ha matado al amor de su vida adolescente, por
lo que no puede aguantar con la presión y empieza a tener visiones de Finn
persiguiéndola por todas partes.
Bellamy quiere meterse dentro de la montaña
para poder tener más información de los suyos, pero Clarke no quiere perder
a nadie más, ya ha tenido suficiente con Finn.
Me gusta que los
dos bandos tengan claro que quienes les está liderando son dos adolescentes y
que se tienen que callar y hacer caso por mucho que eso no les guste.
Los de Mount wether intentan conectar una
radio para pedir ayudar pero es más complicad de lo que parece y más cuando en realidad la gente de fuera
está en otras situaciones complicadas.
Con el ritual acabado, Finn en llamas y
todo medio solucionado, solo queda la rabia que le tienen los terrícolas a
los del cielo y las ganas de venganza hacen que hagan un golpe de estado
oculto. El alcohol que se supone que tienen que beber está envenenado y todo indica según los terrícolas que ha sido
Raven.
Clarke después de mucho pensar se da cuenta
que el veneno no estaba en la botella, estaba en el vaso y que uno de los
terrícolas han sido los que la habían puesto para que esa alianza acabara
definitivamente, al enterarse Hade, decide matar al traidor.
En este
capitulo, las dos jóvenes lideres han aprendido cosas la una de la otra, una a tener más sentimientos y la otra a no tener
sentimientos a la hora de decirle a Bellamy que arriesgue su vida para
salvar la de otros.
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