Todo el mundo es feliz con su trabajo, menos Jules, que no
le gusta nada vender casas, además de que no vende ninguna.
Bobby tiene un trabajo de mierda pero es feliz y le encanta,
porque tima a la gente.
Laurie le encanta hacer pasteles.
El chico hace fotografías y eso es su trabajo así que el
cubano decide reírse de el diciendo que hacer fotos es fácil y lo difícil es
ser pretencioso así que el niño lo hace muy bien.
Al final Jules consigue vender una casa y vuelve a gustarle
su trabajo, como a todos les gusta claro.
Andy incluso quería ser comediante, aunque ahora gana
muchísimo dinero.
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