viernes, 15 de abril de 2011

Downton Abbey último capítulo de la primera temporada


Ya me conoces, siempre digo lo que pienso.
Y, ¿porqué? si nadie más lo hace.

Último capítulo de la temporada. Aunque ya me habían acostumbrado en otras series a que este tipo de capítulos fueran cataclismos inesperados y que cualquier cosa puede suceder, pero, debe ser una costumbre americana porque estos ingleses han continuado el transcurrir del capítulo anterior sin más, puede parecer menos emocionante pero, así es la vida, y Downton Abbey se distingue por ser precisamente eso, un fiel reflejo de la sociedad de principios de siglo XX. Aunque habrá alguno que dirá… “¿Te parece poco cataclismo el comienzo de la I Guerra Mundial?” que siiiiii, que es apocalíptico, pero, en este capítulo no lo tratan, solo lo anuncian.

El capítulo comienza con la familia Crawley en Londres y la presentación de su hija pequeña en sociedad, todos vuelven a Downton menos Lady Mary, que se queda para enterarse que la topo traidora es su envidiosa hermana la fea, ahhh pero ya se vengará ya, y bien vengada, que malas hermanas, le chafa la petición de matrimonio que le iba a hacer el viudo viejo aquel, sabiendo que no tiene muchas posibilidades de conseguir una cosa mejor, la verdad es que me supo hasta un poco mal, pero acto seguido recordé la carta que le había escrito al embajador turco y se me pasó la pena que me daba la fea envidiosa.

El embarazo de la señora se ve truncado por una maldad de su doncella pero, pobrecilla, un segundo antes de que pasara la tragedia ya se había arrepentido de dejar la pastilla de jabón en el suelo para que resbalara la condesa, y todavía más cuando se da cuenta que no la iba a despedir.

Parece ser que dos de los criados van a desaparecer en la segunda temporada, una es la doncella que buscaba trabajo de secretaria, por fin lo ha encontrado en la industria emergente de la telefonía, y otro es el antipático Thomas, que ha renunciado a su puesto para irse de voluntario como enfermero en la guerra. Me resulta extraño de los dos malos, uno se va, habrá que compensar esto de alguna manera, si todos se llevan bien, son educados y excelentísimas personas ¿dónde está la gracia?

Del cojo, bueno, qué contar, resultó que ohhh sorpresa!! Había sido acusado de un delito que no había cometido (se repite esto mucho, no?) y él se había declarado culpable para proteger a su esposa que era la auténtica ladrona, y luego para qué??? Ehh, para qué?? Pues para que lo abandone cuando más la necesita y desaparezca sabe Dios dónde pero, ahhhh no dudéis ni por uno momento que cuando, por fin, ataque a la doncella, decidan casarse, hayan presentado las amonestaciones a la iglesia, se esté vistiendo, él mismo, de novio, entonces, y solo entonces, o un poco más tarde, quizás, llegará la mujer para aguarles la fiesta, es ley de vida.

Damas y Caballeros préstenme atención, por favor, lamento comunicarles que hemos entrado en guerra con Alemania.

Hasta otoño queridos.

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