jueves, 12 de enero de 2012

Toledo


Si alguien vio el estreno de Toledo y le gustó por favor que lo comente que me dé alguna esperanza para ver el segundo capítulo que ahora no tengo ninguna y lo pongo con pena porque me sabe súper mal pero, es que no, es que no!!

Vayamos al argumento, moros contra cristianos, año mil doscientos y pico, Toledo. Una familia cristiana, el padre un conde-guerrero al servicio del rey, viudo porque los moros mataron a su mujer y a su hijo mayor en presencia de los menores, que se salvaron escondidos en un baúl. Estos niños crecen, el niño es un diestro espadachín, que quiere acompañar al padre en la guerra y la niña, una cariñosa mala cocinera, que su sueño es ser doncella de la reina, por supuesto el padre no les va a conceder tales deseos, piensa que sus hijos merecen un destino mejor. Por lo pronto mete a su hijo como “canguro” del príncipe Fernando, que es de su misma edad, unos 25 años, aunque seguro que en la serie hacen como que tienen 17 pero, pasemos el detallito por alto, total es solo suposición mía, bueno y que los niños cuando se escaparon de una muerte segura aparentaban unos 6 añillos y acto seguido pone “10 años después”… pero, aquí lo que importa es la clase de príncipe mequetrefe que tenía un reino que necesita clases con la espada de un chico de unos 17 a 25 años.

Bueno un pijo es un pijo ahora y siempre, y nuestro principito no iba a ser menos, el chaval se escapa a hacer de las suyas, poniendo en riesgo su seguridad, porque resulta que hay un ninja contratado por el obispo que quiere matarlo. Menos mal, que tiene a su maestro, para salvarlo de una muerte segura, no recalcaré por tercera vez su edad porque sé que ha quedado grabada en vuestras memorias…bueno sí… por si acaso, el maestro es post-adolescente.

Acaban escapando unos con más suerte que otros, o no, porque Martín (el protagonista) trepando un muro, cae al interior de una casa, donde la dueña se está dando un baño (a la sombra, ojú que frío!) en una especie de piscina para niños que solo le cubre hasta los gemelos.

Y cuando Martín se desmaya bajo la mirada preocupada de la dama mora, fue exactamente el momento en el que decidí que ya había visto bastante, el sueño podía conmigo y la serie no me terminaba de enganchar.
Y me sabe mal, en serio lo digo, porque los actores, sobretodo el cabeza de familia, le ponen ganas, pero, no acabo de creérmelos, los decorados están súper bien conseguidos, pero, veo platós, la cámara por detrás, la chica de la claqueta… todo tan falso... quizás me ocurriera sólo los primeros episodios pero, no sé si me apetece ni siquiera corroborarlo.

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