Hoy tenemos un capítulo algo especial. Como veis el opening no es normal (la imagen de arriba pertenece a él) ya que, sí, tenemos una boda, ¿sabes de quién?
Sam se casa en las vegas con aquella fan número 1 de los libros que estaba tan loca. Dean se queda súper extrañado pero como Sam está feliz, no puede más que sospechar que algo no va muy bien, pero ya está. El tema es que, efectivamente, la fan está drogando a Sam con una poción de amor que consigue de un demonio de la encrucijada. Pero esto Dean no lo sabe…
Así que se busca otro compañero con el que cazar demonios, un tipo bastante dejado que parece no tener muchos amigos. La verdad es que a mí me ha caído bien, era graciosete pero bueno. El tema es que en el barrio hay un demonio que no está cumpliendo sus pactos, y mata a la gente antes de que pase el plazo del contrato. Dean y su nuevo compi y lo están investigando y se cruzan con Sam y su mujer que también, de una forma bastante patética.
El caso es que al final, todo desemboca en que el demonio de la fan es el demonio que busca Dean así que, Dean acaba atando cabos y se da cuenta de que obviamente, Sam está bajo un hechizo. Tras conseguir deshacer el entuerto el demonio les confiesa que mataba a sus clientes sirviéndose de un vacío legal, así que no pueden hacer nada para detenerle… ¿o sí?
Crowley aparece en escena y se lleva al desgraciado para enseñarles a sus compañeros del infierno lo que pasa cuando le pasas la mano por la cara al rey de las tinieblas. Además, les avisa de que espera que se carguen a los leviatanes, y de que ha comunicado a todos los demonios de que les dejen en paz para que puedan trabajar tranquilos. Sí señor, Crowley cuando quiere es genial.
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